Es un fragmento de un articulo escrito por un querido amigo, Joaquín Pedemonte.
Aquí se los dejo, espero que les guste.
Victoria
La ciudad de las siete
colinas
Por José Joaquín
Pedemonte
Arrinconada al sudoeste de la provincia, sobre
la costa del riacho homónimo, en un ondulado paraje de colinas, se levanta Victoria, una ciudad que,
desde 2010 y junto a la Nación Argentina, es bicentenaria. Doscientos años han
pasado desde la creación del Oratorio de La Matanza, núcleo precursor de la
ciudad. ¿Y qué será un Oratorio? Según el Diccionario de la RAE: “Lugar
destinado para retirarse a hacer oración a Dios”.
Palacio Municipal |
¿Y por qué La Matanza? La posible hipótesis del
historiador Martín Ruiz Moreno: “La batalla final tuvo lugar en los alrededores
de una altísima colina denominada ‘Cerro de La Matanza’, que dista poco más de
una legua del centro de la ciudad de Victoria”.[i]
Cruenta batalla desarrollada en 1749, entre los hombres de Don Francisco
Antonio Vera y Mujica, Teniente Gobernador de Santa Fe, y los indios minuanes,
grupo perteneciente a la étnia chaná-charrúa y viejos pobladores de estas
tierras. Los indios derrotados dejaron huellas…
Para 1750 el territorio estaba limpio: limpio
de “todo el chinaje de avispones”.[ii]
Era hora de poblar con progreso esta vasta extensión de campos fértiles y
vírgenes. Y llegaron las corrientes colonizadoras pa labrar la tierra, pa
desvirgar el monte.
Iglesia Nuestra Señora de Aranzazu |
En el Cerro de La Matanza, calizo, mirando al
riacho y al noroeste de Victoria, se instalaron los primeros. Bellísimo entorno
para fundar un pueblo: campo, colinas, cerros, montes, río, arroyos, playas… pero
faltaba una Capilla, un Oratorio, donde los fieles reciban el pasto espiritual. Por ese entonces, debían
fatigar caminos a Gualeguay, Nogoyá o La Bajada (actual Paraná).
Los vecinos del Serro otorgaron poder especial a don Salvador Joaquín de Ezpeleta, vasco
y buen comerciante, para gestionar el asunto allá por 1808. Luego de algunas idas
y venidas, el Virrey Santiago y el Obispo Benito, aprobaron el proyecto. Ezpeleta
lo puso bajo la advocación de Nuestra Señora de Aránzazu, Patrona de Oyarzun,
su pueblo natal. El 13 de mayo de 1810, comenzaron las misas, bautismos y casamientos.
Altar de la Iglesia |
En aquellos tiempos, una Capilla o un Oratorio implicaba
algo más: era un punto de reunión, un lugar de encuentro donde los vecinos se
ponían al tanto de los asuntos. Así quizás, surgió el nuevo esfuerzo en común: gestionar
ante las autoridades la organización de un pueblo alrededor del Oratorio. Pero
la burocracia y el hombre manejan tiempos diferentes y la nueva instancia, promovida
por don Ezpeleta, quedará en el camino… pa las autoridades, pero no pal pueblo.
La Revolución de Mayo truncó el asunto y los
Manzo, Martínez, Salazar, Fernández, Flores, García, Espíndola, Juárez, Bordón,
Albornoz, Moreyra, Godoy, Gómez, Díaz, y algún que otro más, tomaron el toro
por las astas: el pueblo se instaló nomás junto al Oratorio por libre voluntad
de sus vecinos. Y nació La Matanza, un rancherío con hambre de progreso.
“(…) asegúrese V. E.
que ejecutado como planteo será la de ENTRE RIOS de que trato, lo que dije, la
mejor Provincia de esta América”.[iii] Y se fundó
un Cabildo en La Bajada (1810) y se creó la Provincia de Entre Ríos (1814) y más
tarde llegó el Departamento Victoria (1849). Y se empezaron a fundar esos pueblitos
tan coloniales: diez cuadras de terreno desde el centro, la Plaza, hacia los
cuatro vientos con calles cortadas en ángulo recto. De un lado de la Plaza,
el Oratorio; en otro, la Comandancia.
Cerro de la Matanza |
Y el Pueblo de La Matanza fue una Villa (1826)
y la Villa fue Ciudad (1851) y La Matanza fue Victoria (1829) El por qué del cambio
es otro misterio. Según Aníbal S. Vásquez: “Si para explicar esta nueva
denominación hubiera que vincularla con algún acontecimiento histórico, este no
sería otro que el fracaso de las revolución de Lavalle del 1° de Diciembre de
1828 y el triunfo de las fuerzas federales sobre ese general, en Puente Márquez,
el 26 de abril de 1829, a
cuya acción contribuyó el gobernador León Sola remitiendo a su colega de Santa
Fe, general Estanislao López un contingente de soldado”. [iv]
Pasó el tiempo y con el tiempo maduró Victoria,
una ciudad fruto de la riqueza agropecuaria, del río y del esfuerzo. Hoy, con
alrededor de 40 mil habitantes, sigue en expansión. Casi no quedan terrenos baldíos
porque la construcción ha sido el mejor ahorro, la mejor inversión. En 2003,
con la inauguración de la Conexión Vial Rosario-Victoria, la ciudad encontró una
nueva veta: el turismo. Y de a poco se fue preparando.
Algunas fuentes dicen que Victoria fue la
ciudad entrerriana que más creció en 2010. Hoy tiene de todo: un hotel 5 estrellas,
varios hoteles que no son 5 estrellas, hosterías, cabañas, bungalows, campings,
casino, complejo de aguas termales, bares, restaurantes, río, playas, complejos
turísticos, chacras (casas quintas), estancias para turismo rural, verde —sobre
todo, mucho verde— y la primera Abadía de monjes benedictinos de Hispanoamérica.
En febrero, se puede disfrutar de la gran fiesta tradicional: el Corso. Victoria
es la “Capital Provincial del Carnaval Entrerriano”. Además, la ciudad posee un
sinfín de instituciones deportivas y culturales para el deleite de los
turistas. Si le interesa nuestra historia, visite el Museo de la Ciudad “Carlos
A. Anadón”, donde encontrará los 200 años condensados en una antigua casona
adornada con un coqueto jardín francés y su fuente cantarina. Será muy
bienvenido. Lo están esperando.
Atardecer en el río |
¡El río! Mirando al río, pase un atardecer con
la caída del crepúsculo y su paleta de colores. Alguna vez alguien dijo por ahí
que Victoria goza de crepúsculos inolvidables.
Victoria es verde, ondulada, llena de paz y
tranquilidad, una “ciudad poseedora de una naturaleza que ilumina a los hombres
y mujeres con el verde de los árboles y los azules de cielos y ríos
transparentes”, al decir del escritor rosarino Rafael Ielpi.
Victoria también es conocida como la “ciudad de
las rejas”: el trabajo de herrería la convierte en un caso único en la
provincia. Basta darse una vuelta para comprobarlo. Últimamente, podríamos
hacer referencia a Victoria como la “ciudad de los ovnis”, pero esa es otra
historia…